martes, 2 de noviembre de 2010

...Con pensamientos secretos y oscuros, con un amor. Ella era una niña soñadora, escondiendose de la sociedad con miedo. Su única inspiración eran las plantas de su patio. Ella y la naturaleza, ese era su mundo. La suavidad de sus manos y la calidez de su rostro transmitían pureza, tranquilidad. En sus sueños solía liberarse, ser quien deseaba ser. En sus sueños había una muchacha, con cabello largo y enrulado, con labios carnosos, unos ojos color miel inconfundibles y una mirada que te dejaba paralizado. No importa en que contexto, ni en que lugar, siempre figuraba en sus sueños desprendiendo toda la sinceridad y el amor que la niña necesitaba. Repetía..."Quien te impide ser libre, niña?, que acaso esta sociedad intimida tus ideas? Tienes mucho amor para dar y yo puedo verlo". Usualmente la niña al despertar, dibujaba a la muchacha, sus detalles, desde su cuerpo sensual, sus curvas, sus pechos; hasta su rostro, cada una de sus pecas, el brillo de sus ojos. Escribía cada una de sus palabras... En la escuela no pensaba en otra cosa, se dirigía al baño con la intención de drogarse para liberar su mente, masturbarse e imaginar a la muchacha, a su lado. Caminaba por las calles, pisaba las baldosas, paseando a su mono de ya 5 años, ignorando a las personas y a los ruidos de la maldita ciudad[...]

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