miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un sol con textura marina y la cara de un viejo capitalista, acostandose en tu columna vertebral, despellejando tu carne y saboreandola lentamente con la intención de hacerte parte de su cuerpo cansado y arrugado. Las pastillas causan que mis dientes no paren de rechinar, me carcome la cabeza. Delirio, locura. Los lentos y prolijos pasos de tus pies en mi nuca, no te aferres a mí. Quiero seguir con el cuerpo de un hombre y tacos relativamente iguales a los de mi vieja amiga travesti; disfrutando del café que dejó el hombre que te asesinó en la segunda guerra mundial, estoy muriendo, alejate, el arrepentimiento es en vano, no sirve. Nunca te hiciste cargo, no vuelvas, no te olvidaré jamás pero no tengo compasión por vos, siento asco, siento repulsión.

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