jueves, 21 de julio de 2011

Un océano yacía dentro de sus ojos, cuatro paredes la acompañaban y un suave piano contrastante de fondo; en aquella habitación, pleno atardecer, había un ambiente nostálgico, hacía frío, hacía dolor, hacía soledad, hacía represión. Ella no buscaba almas identificadas con su persona, tan solo pretendía oír sueños esperanzadores y palabras de amor, su ser parecía explotar y la discreción desaparecía, las agujas del reloj se movían al compás de la corriente de sus lagrimas, tal vez un beso lo podría calmar.

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