lunes, 1 de agosto de 2011

El viento arranca cada petalo de una forma brusca pero invisible, discreta. La ventana observa terrorificamente con ojos lisérgicos; si el viento sopla más fuerte, todo lo destrozaría, sin recapacitar lo vivido, sin tener en cuenta las sensaciones que se encontraron alguna vez en aquella mente que se abre para conseguir nuevos recuerdos, con la intención de desmenusar cada uno de los anteriores y hacerlos desaparecer. Esa inquietud ronda en mi cabeza salpicando preguntas de aquí para allá, de allá para aquí; cual es la explicación de la bronca que traemos al pasar las hojas del calendario, ese cambio repentino de una mente en la cual la tolerancia se reduce en cierto punto para darnos paso a la desilución y a los desamores, o tal vez, a la mentira? Aquella ventana que recicla culpa, tan solo puede ser totalmente cerrada por dichos individuos que desintegran al mismo corazón.
Como en un mundo paralelo al tuyo siento caer a un vacío que nada trae, que no es vacío, según a los ojos de quien, porque...a qué definir el vacío? Una mentira trae a mi cuerpo una sensación que recorre desde mis orejas, hasta mi pecho, panza, pies; con impulso de explotar. Las excusas ya no existen, nunca existieron, las mentiras son una escapatoria, una salida facil, una mascara que trae a la misma nada, trae locura, soledad, y lleva a la nada de nuevo, como un circulo vicioso. Reaccionar y dejarnos llevar sin persecuciones es impresindible, alejandonos fisica y mentalmente de la falsedad, y la incomprensión. Tengo miedo al mismo ser humano.
Un poco de tolerancia, para que realse ese rico sabor que hubo alguna vez... el recuerdo de los principios; deshechá el orgullo, siendo sincera y puramente justo, con un poquito de comprensión en torno a lo social, para que podamos sentarnos en la mesa juntos otra vez, jugando y ríendo, sí, como los viejos tiempos, antes de madurar, de pensar?

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