jueves, 4 de agosto de 2011

Las palabras surgen en la morbosa oscuridad, las razones quedan marginadas en el ricón de mi cuarto; sueños estancados resurgiendo y renaciendo una y otra vez con la misma esencia, llevando a cabo sensaciones que yacían patentes en la memoria sin intención de evaporarse, sin culpa, volando a traves de las nubes, los soles, los planetas, los ríos; maniobrando para caer sin temor. Flotando de arriba a abajo, con una mueca de alegría; nadie me condenaría allí. Mis huellas permanecerán intactas, de modo que podré volver; con mi actitud volátil volveré, a ese lugar perfecto, que esperará por mi ser, con el sonido de un ronrroneo constante...

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